martes, 28 de enero de 2014

La queja; nuestro mejor aliado y peor enemigo

Recién volví de un viaje de siete meses por mi estado natal, en el cual pensé permanecería por mucho más tiempo realizando un trabajo que odio, estudiando una licenciatura que “promete” mucho más que las metas que algún día me propuse y además, quejándome todo el tiempo de...prácticamente todo.

A la queja la encontramos todo el tiempo y en todas partes. Somos partícipes de la queja misma en nuestro espacio de prosumers en redes sociales, en nuestras casas, la escuela y con nuestros amigos; que por supuesto son como nuestra segunda familia.

Yo me quejo todo el tiempo; fundamento mi queja con argumentos basados en mi ideología y experiencia, sin embargo, entre la queja y la crítica hay una brecha enorme, fácil de identificar para la gente inteligente. (Ja).

Cierto personaje irrelevante en mi vida, -pero con un punto de vista "valioso"- se expresó en forma despectiva sobre uno de los poquísimos espacios de música en vivo en el estado de Tlaxcala, en Tlaxcala de Xicotencatl para ser específico. En realidad su comentario era contestación a otro igualmente absurdo sobre la calidad de las bandas que ahí tocan así como las bandas que aspiran tocar ahí.

Me molestó la crítica sin fundamento. Me molestó el comentario pendejo sobre la "calidad" que dicho personaje exige a las bandas locales. Era en realidad, una conversación burlona entre él y uno más de sus amiguitos "super cool".

(Meramente ilustrativa, esta fotografía me hace pensar que la gente se queja y ofende, ocultando su verdadero rostro tras cualquier criatura imaginable. En este caso, el simpático perro "Rommel", célebre personaje de la televisión regiomontana)

Es evidente, que el tipo no tenía ni idea de lo que estaba hablando. Bien podría justificar sus comentarios por el simple hecho que el engendrito creo que no llega ni a la mayoría de edad. Y eso es justamente lo que más me atormentó. Cuando yo era pequeñito (jaja), la queja recurrente entre los colegas era la falta de espacios. Después, vinieron "los espacios" pero ya no había "recurso", ésto por parte de dependencias de gobierno, partidos políticos y por supuesto, los mejores amigos de los músicos: los promotores y dueños de bares.

Hoy en día hay muchos muchos foros. Incluso más de los que puedo contar con los dedos de mis manos (los de los pies no porque me huelen feo). Seamos realistas; Tlaxcala es pequeñísimo. El trabajo de promotores, emprendedores y dueños de bares y restaurantes es una labor que poca gente se ha atrevido a hacer. Es bien cierto que aún falta mucho, y es justamente lo que más aborrezco: que la lucha pendeja de intereses, egos y envidias destruyan la excelente camaradería que existe entre la escena musical tlaxcalteca.

Cuidemos lo que tanto ha costado construir; una identidad, un sonido; un movimiento. Asistamos a lugares con música en vivo. Nuestros muchachos están al nivel de cualquier ejecutante de cualquier parte del mundo, y sus proyectos también!

Seamos partícipes de nuestro aquí y ahora, es nuestro momento. Dejemos de criticar y actuemos más. Demostrémosle a ese tipo de gente que efectivamente, TENEMOS LOS ESPACIOS QUE MERECEMOS.

Bueno, y ya dejando a un lado el intenseo les cuento que el mes de Febrero está a la vuelta de la esquina. ¿Qué canciones dedicas usualmente?

Me despido después de esta gran sesión de catarsis y quisiera dedicar estas líneas a todos mis colegas músicos de acá, allá y acuyá.

Gracias, México.

Pepe Rosas
@francorhose