martes, 4 de febrero de 2014

El Palomazo

Las palomas son aves muy comunes: las podemos observar en parques e iglesias y no se por qué, pero al parecer sienten atracción por los edificios abandonados. Probablemente porque son tan feas, que les da pena que los gorriones se les queden viendo o quizás, porque se quieren alejar de los colibries que tanto las han lastimado porque "van de flor en flor" (Ja, chiste mamón)

Pero no voy a hablar sobre pájaros. En realidad no tengo idea por qué se le llame "palomazo" a la práctica común de invitar a un ejecutante o intérprete de subir al escenario. Probablemente porque se la pasan "cagándola" por todas partes...como las palomas. Tiene sentido, ¿no?.

Según tubabel.com, "Palomazo" quiere decir: "Coloquialmente se le llama palomazo al acto artístico espontáneo que no ha sido ensayado, y que está fuera de programa".

Mi primera historia palomera es muy simple: Fuí invitado a la fiesta de XV años de una amiga y mis vecinos estaban tocando. Eran un cuarteto bastante caricaturezco. Yo apenas comenzaba a tocar el bajo y uno de ellos, que era con quien mejor me llevaba me invitó a subir y "palomear". Recuerdo que era Marzo y tocamos una canción bastante popular, por supuesto nunca había tocado con ellos y la experiencia en sí fue de las cosas más bonitas que me habían pasado en plena adolescencia.

Creeme que la palabra invitar no está subrayada nada más porque sí. Es justamente el centro tonal de este artículo: el palomazo por invitación. Nos queda claro que "el palomazo" es un acto no programado que para muchos, es un recurso viable cuando el repertorio es limitado o por enriquecer el espectáculo en vivo y, es ahí justamente cuando mi concepto de "palomazo" se torna un poco más quisquilloso.

¿Que te quieres echar un qué? ¿Con mi guitarra? ¿Te lavaste las manos? -Palomazo, descripción gráfica.


Vienen a mi mente recuerdos mucho más frescos de la típica mesa en un bar (llena de gente borracha, claro está) exigiendo un "palomazo" de su cuate el baterista frustrado fanático de Guns n' Roses que quiere impresionar a la morra en turno y que además, tiene una avanzada deficiencia motriz ocasionada por litros y litros de canned heat, vodka, cerveza o todo junto.

La pregunta es: ¿Qué haces? ¿Accedes porque tu labor es "entretener"? ¿Lo ignoras?  ¿Lo ignoras y temes por represalias? ¿Accedes? No hay tiempo para pensar en el set: es tu banda o es el público: es el público o es el dueño del bar: es tu actuación amenazada por el estado etílico de gente que no conoces: imaginas tu inversión, tu patrimonio, a la niña de tus ojos manoseada suciamente por un desconocido. Los segundos pasan, comienzan a chiflar...comienzan a gritar "PALOMAZO! PALOMAZO!". Tic-tac-tic-tac. Bebes un trago grande de cerveza...accedes y a partir de ahí hay dos escenarios: el ideal y el real.

Puede suceder que tu invitado haya sido en realidad un Neil Peart de closet o un Alex de Maná de pacotilla, pero eso no lo sabremos. Supongamos que hayas ignorado el grito febril de las masas solicitando un acto inesperado e improvisado. Llegas a tu casa y reflexionas: ¿Hice mal? ¿Hice bien?

Ni mal ni bien, mi concepto de "palomazo" como lo he repetido en varias ocasiones, es el respeto al tiempo que la banda en turno dedicó para su actuación; refiriéndome que es SU momento de estar frente a la audiencia. 

Pienso que no hay ningún problema en "solicitar que te inviten a echar un palomazo" si hay un amistad de por medio o un alto grado de confianza, pero es mucho más placentero que seas invitado. ¿No crees? No quisiera que esto sea mal interpretado: al contrario! Aprendí a no solicitarlo después de muchas situaciones incómodas en las que me veían feo y me dejaban "palomear" de mala gana y "con jetas". Y pues, ¿qué hueva, no?

Por eso amigo instrumentista, no la andes cagando como paloma y deja que tu talento brille como las plumas de un pavo real. Entiendo que las ganas de tocar sean inmensas, pero también estoy seguro que te podrás evitar malos ratos y además, será una mejor experiencia que tu increíble talento sea apreciado y valorado en el momento preciso por los colegas que en ese momento están tocando.

¡Saludos y que suene duro!













martes, 28 de enero de 2014

La queja; nuestro mejor aliado y peor enemigo

Recién volví de un viaje de siete meses por mi estado natal, en el cual pensé permanecería por mucho más tiempo realizando un trabajo que odio, estudiando una licenciatura que “promete” mucho más que las metas que algún día me propuse y además, quejándome todo el tiempo de...prácticamente todo.

A la queja la encontramos todo el tiempo y en todas partes. Somos partícipes de la queja misma en nuestro espacio de prosumers en redes sociales, en nuestras casas, la escuela y con nuestros amigos; que por supuesto son como nuestra segunda familia.

Yo me quejo todo el tiempo; fundamento mi queja con argumentos basados en mi ideología y experiencia, sin embargo, entre la queja y la crítica hay una brecha enorme, fácil de identificar para la gente inteligente. (Ja).

Cierto personaje irrelevante en mi vida, -pero con un punto de vista "valioso"- se expresó en forma despectiva sobre uno de los poquísimos espacios de música en vivo en el estado de Tlaxcala, en Tlaxcala de Xicotencatl para ser específico. En realidad su comentario era contestación a otro igualmente absurdo sobre la calidad de las bandas que ahí tocan así como las bandas que aspiran tocar ahí.

Me molestó la crítica sin fundamento. Me molestó el comentario pendejo sobre la "calidad" que dicho personaje exige a las bandas locales. Era en realidad, una conversación burlona entre él y uno más de sus amiguitos "super cool".

(Meramente ilustrativa, esta fotografía me hace pensar que la gente se queja y ofende, ocultando su verdadero rostro tras cualquier criatura imaginable. En este caso, el simpático perro "Rommel", célebre personaje de la televisión regiomontana)

Es evidente, que el tipo no tenía ni idea de lo que estaba hablando. Bien podría justificar sus comentarios por el simple hecho que el engendrito creo que no llega ni a la mayoría de edad. Y eso es justamente lo que más me atormentó. Cuando yo era pequeñito (jaja), la queja recurrente entre los colegas era la falta de espacios. Después, vinieron "los espacios" pero ya no había "recurso", ésto por parte de dependencias de gobierno, partidos políticos y por supuesto, los mejores amigos de los músicos: los promotores y dueños de bares.

Hoy en día hay muchos muchos foros. Incluso más de los que puedo contar con los dedos de mis manos (los de los pies no porque me huelen feo). Seamos realistas; Tlaxcala es pequeñísimo. El trabajo de promotores, emprendedores y dueños de bares y restaurantes es una labor que poca gente se ha atrevido a hacer. Es bien cierto que aún falta mucho, y es justamente lo que más aborrezco: que la lucha pendeja de intereses, egos y envidias destruyan la excelente camaradería que existe entre la escena musical tlaxcalteca.

Cuidemos lo que tanto ha costado construir; una identidad, un sonido; un movimiento. Asistamos a lugares con música en vivo. Nuestros muchachos están al nivel de cualquier ejecutante de cualquier parte del mundo, y sus proyectos también!

Seamos partícipes de nuestro aquí y ahora, es nuestro momento. Dejemos de criticar y actuemos más. Demostrémosle a ese tipo de gente que efectivamente, TENEMOS LOS ESPACIOS QUE MERECEMOS.

Bueno, y ya dejando a un lado el intenseo les cuento que el mes de Febrero está a la vuelta de la esquina. ¿Qué canciones dedicas usualmente?

Me despido después de esta gran sesión de catarsis y quisiera dedicar estas líneas a todos mis colegas músicos de acá, allá y acuyá.

Gracias, México.

Pepe Rosas
@francorhose